Nutrición Profunda
Sin ser químicas, ni tener un knowhow en el mundo de la cosmética, Paulina y Gaëlle -ingenieras comerciales-, se aventuraron y crearon Tessa, una marca de productos naturales con activos botánicos y aceites esenciales. ¿El norte?, convertirse en una marca sustentable, que no solo cuidara y nutriera la piel desde dentro, sino que también hiciera un guiño al medio ambiente con envases sustentables.
La estadía de Gaëlle, primero en Nueva York y más tarde en Boston, donde tomó cursos de nutrición, derivó en una mirada holística sobre alimentación saludable y cómo esta afectaba la piel. Por otra parte, la piel sensible de Paulina la había hecho peregrinar por diversas cremas y dermatólogos sin grandes resultados. Unieron miradas y comenzaron a bosquejar un futuro trabajando juntas.
Luego de barajar varias ideas, llegaron a la conclusión de que la gran mayoría de las mujeres se ponían cremas sin saber sus componentes y eso afectaba la calidad de la piel. “Llevamos cinco años analizando etiquetas y todavía hay varios ingredientes que desconocemos. Es un mundo poco amigable en ese sentido. Es súper importante saber qué te aplicas en la cara, no solo para que la piel se vea mejor, sino también para encontrar un equilibrio entre sus componentes. Actualmente se usan más de diez mil químicos en la industria de la cosmética. Muchos son tóxicos y nadie sabe. No está regulado”.
Entonces, decidieron emprender. “Empezamos a trabajar con químicos farmacéuticos de laboratorios con experiencia en formulación para crear una marca cuyos ingredientes de verdad funcionaran en tu piel”. Los focus group fueron decidores.
“Hablamos con muchas mujeres para entender sus rutinas, para saber por qué compraban tal o cual crema, quiénes se las recomendaban: ¿su hermana?, ¿una amiga?, ¿el dermatólogo?, ¿una influencer?”. Después de un año de investigación sacaron sus primeros productos: dos innovadores aceites con vitaminas, omega 3, omega 6, omega 7, y antioxidantes: Beauty Oil y Luxury Oil
¿Cuál es la diferencia con el serum?
El “serum” mezcla aceite con agua gracias a un emulsionante. Nuestra propuesta era que tú misma formaras el con el aceite y que entonces un frasco de 30 ml te dure mucho más. Cuando partimos no quisimos hablar de aceites porque la gente inmediatamente lo relacionaba con piel grasa y se asustaba, pero el mercado ha cambiado en los últimos cuatro años y el concepto de aceite facial ya está en los hábitos de las chilenas.
Las ferias, las redes sociales y el innegable boca a boca ayudaron al crecimiento de la marca. “Algunas tiendas como Jardín de Hadas y Dellanatura apostaron por nosotras y se fue haciendo más fácil entrar a otras. Un precio accesible ayudó a que la gente conociera nuestros productos. Somos multicanal; siempre tuvimos sitio web, consultoras y tiendas. Chile es un mercado pequeño y súper competitivo, así que no podíamos darnos el lujo de elegir uno de ellos”.
¿Hacen demostraciones?
A raíz de la cuarentena comenzamos a trabajar con un experto de la marca, un cosmetólogo que hace asesorías personales vía WhatsApp y les recomienda productos a las personas según el tipo de piel.
¿Piensan exportar?
Nos han preguntado harto, pero nos queda mucho por crecer en Chile todavía, aunque no lo descartamos en un futuro.
¿Qué ha sido lo más desafiante?
Transformarnos en una empresa que vendía el setenta por ciento a través de distribuidores y el treinta por ciento en línea, a una que tuvo que reinventarse y vender, por varios meses, “online”. Como trabajamos con los laboratorios, estos estaban colapsados y tuvimos muchos quiebres de stock durante la cuarentena, especialmente durante julio y agosto. Nuestros productos se agotaron y estamos trabajando para que no vuelva a pasar.
Dentro de sus productos tienen un suplemento alimenticio, Skin Glow, ¿piensan seguir por esa línea?
Estamos elaborando dos potenciales productos, pero con otro laboratorio. Toma tiempo formular nuevos productos, al menos un año de estudios, investigación, ensayo y error, test de estabilidad, buscar el preservante apropiado, encontrar un envase adecuado, etc. Es un proceso largo. De hecho, en noviembre sacamos un champú natural sin sulfato, en el que nos demoramos un año y medio.
¿Cuáles son los requisitos fundamentales de un buen producto cosmético?
Trabajamos con una base de datos americana, la BWG, que clasifica el nivel de toxicidad de cada ingrediente. Nos fijamos mucho en que la lista de ingredientes sea “no tóxico”, que la textura del producto penetre bien en la piel, que no haya relleno, porque en general la cosmética convencional tiene mucha agua. Nosotras tratamos de usar la menor cantidad de agua posible y la reemplazamos por aloe vera. Preferimos tener un porcentaje más alto de activos, aunque nos salga más caro, porque es la única manera de producir cambios reales en la piel.
¿Activos?
Un activo en cosmética es una materia prima que tiene una función especial en la piel. Por ejemplo, la vitamina C, el ácido hialurónico, la vitamina E, pero también tienes que buscar y usar ingredientes que mejoren la textura, porque la textura nos importa mucho también, buscamos que cuando te pongas el producto sea un momento especial, que lo disfrutes y te des el tiempo.
¿Cómo es la piel de las chilenas?
Nos encontramos con mucha piel grasa deshidratada y mucha piel con rosácea; la cantidad de gente con rosácea es impactante. Hemos aprendido harto en el camino y nos dimos cuenta de que el Beauty Oil sirvió mucho para tratar la rosácea, porque tiene aceite de chía que sirve para desinflamar.
¿Cuál es su caballito de batalla?
Los aceites faciales. Las personas los prefieren a las cremas porque automáticamente iluminan tu cara. Te alisan y uniforman el tono.
¿Qué les pasa con los testimonios de quienes usan Tessa?
Es súper emocionante, nos llegan todos los días, hay gente que te manda fotos de su piel antes y después de probar nuestros productos y el cambio es sorprendente. Personas que se toman el tiempo de mandarte un mail contando su experiencia. Ya hay dermatólogos que recetan Tessa y eso nos tiene muy contentas. Estamos en el camino correcto.
¿Tendencias?
El mundo de la cosmética más consciente y orgánica está creciendo a pasos agigantados y va a ser una tendencia que se va a mantener. El público hoy en día está más informado y exige mucho más. Tratamos de usar materias primas nacionales como el aceite de rosa mosqueta, el aceite de frambuesa, el aceite de pepa de uva, el aceite de avellana, pero todo el resto es importado desde Europa (Francia, Suiza, Italia, España), como la vitamina C liposoluble, cuya gracia es que no se degrada su poder antioxidante a lo largo del tiempo.